Peace, Love & Sex!

Pues ya nos cayó la primavera, y yo no sé a ustedes, pero a mí me ha caído muy de peso. Dicen que el dinero y el amor son dos cosas que no se pueden ocultar, yo agregaría a esa lista la mala educación, el mal gusto y la calentura. Porque por más que trate una de hacerse la difícil o de ocultar que alguien nos gusta mucho, si la calentura ya escaló no hay nada qué hacer. Cuando cabeza chica se calienta, cabeza grande ya no piensa. Y aunque muchos piensan que este dicho aplica para hombres, he de decir, no muy orgullosa, que en el género femenino, cuando la entrepierna tiembla de emoción por alguien, no hay nada que se pueda hacer, ahí vas directito a darte placer, aunque te des de topes al día siguiente, en algunos casos.

Por eso yo ya aprendí… a no lamentarme, básicamente, porque lo otro se podrá evitar algunas veces, pero no para siempre. Tengo una amiga que dice que cuando la pepita te hace como teléfono ocupado ya no hay remedio y yo estoy de acuerdo, por algo somos tan buenas amigas y nos entendemos tan bien.

Ya saben que yo soy una “sin remedio” y no le digo que no a un orgasmo, y en estos tiempos de guerra me he cuestionado mucho cómo quiero vivir mi presente.

Nosotros vemos la guerra pasando en un país muy lejano, y como nunca hemos vivido algo de esa magnitud, al menos en México, nos cuesta mucho trabajo pensar en cómo reaccionaríamos o siquiera pensar en que podríamos llegar a vivir algo como eso, pero no te tienes que esperar a vivirlo en carne propia para poder ser más consciente de lo que realmente importa en esta vida y que la guerra nunca es la solución a ningún conflicto.

No las quiero deprimir, ya mucho tendrán con lo que ven en las noticias y redes sociales, pero si toco el tema es porque sí creo que deberíamos ser más conscientes en las batallas que peleamos en la vida diaria, y tratar de elegir mejor en nuestras decisiones, para que estas no nos lleven tan fácilmente a un conflicto. Es una cadena de buenas acciones la que nos podría llevar a la humanidad a estar en un mejor punto. Yo siempre he creído que somos más los buenos, y eso debería tener poder suficiente para vencer al mal.

 Pero no me voy a empezar a poner moralina ahora, no crean que por este tema me voy a ir a meter un convento, y ni es necesario. Al contrario, creo que, pensando en el presente, una debe disfrutar más, ser más ligera, no tanto de cascos, pero sí de ser más sencillas en decidir lo que queremos y no complicarnos tanto la vida… Y ahí es a donde quiero llegar, porque empezando la primavera me ha venido un exorbitante ímpetu de calentura, no se pueden imaginar, es incontrolable, me brota por los poros y sale a borbotones por la entrepierna. Llegué a pensar que era un problema hormonal, pero el doctor dice que eso es normal, y que él mismo me recomienda sacar esa energía y darle paso al placer. Si conociera cómo me las gasto en mi agenda sexual, me pondría en tratamiento para apaciguar algunas hormonas al menos, y con pase directo al psiquiatra; pero aprovechando que sólo sabe lo que yo quiero que sepa, pues me la he pasado siguiendo su sabio consejo…

Hay en mi agenda un personaje que me busca todo el tiempo, puedo olerle a kilómetros el nivel de testosterona elevadamente fuera de rango. Obviamente pierde pelo cada vez que respira, lo bueno es que está demasiado comestible hasta con ese detalle. Hemos tenido algunos “queveres” a lo largo de varios años; los dos sabemos que eso no va para más, porque no sobreviviríamos; si así, con un “de vez en cuando”, pienso que un día apareceremos en las noticias, y en el hospital, por atrapamiento de pene en coito sin interrumpir, o sea, por quedar pegados como perro en celo. Como se darán cuenta yo no sé nada de términos médicos, pero sí mucho de conducta sexual; no me quiero ni imaginar el papelazo de llamar a la ambulancia por algo como eso y, que además, tengan que llegar hasta los bomberos a ayudar a trasladarnos, o a echarnos agua, ya de menos.

Ya sé que se las estoy haciendo mucho de emoción, pero la historia yo ya me la sé y decir nada más que me lo comí es muy corto, porque de corto eso no tuvo nada.

El personaje llamó en uno de esos momentos en los que la pepita estaba incontrolable e inmediatamente acepté el encuentro, como me lo recetó el doctor.

Él quiso hacerla un poquito de emoción invitándome unos drinks, y yo verdaderamente no veía la hora de tenerlo entrepiernas. En eso tocan la puerta y era un amigo de él, “casual”, pasando a saludar.

El amigo estaba todavía mejor, y de un divino en todo, que se hizo muy fácil departir.

Yo estaba cuidando lo que bebía, porque de por sí no hubiera necesitado ni té para romper el hielo que desde que llegué estaba totalmente derretido; el caso es que “entre adultos” la conversación empezó a subir de tono al mismo tiempo que las copas, y la ropa a bajar.

El amigo fue el que poco a poco nos fue llevando a ese lugar, y eso llegó a una bacanal de disfrute deliciosa. Yo soy muy sexual, pero sólo algunas veces me ha tocado interactuar con varios participantes, no soy fan de la doble penetración, y pienso que no hay necesidad de llegar ahí cuando te encuentras en manos de expertos que saben recibir y dar placer, aunque es cuestión de gustos.

Ni siquiera puedo decir que titubeé, no hubo chance, todo era tan delicioso, la mano aquí, el chupeteo allá, pero todo como por 10 mil, como si tuviéramos manos, lenguas y aparatos reproductores multiplicados.

Yo no quisiera fomentar la putería por putería, pero el disfrute lo recomiendo todo todito. Todos los seres humanos deberíamos sentir este placer por 10 mil, al menos varias veces en la vida. Han pasado ya varios días y me vuelvo a estremecer de placer cuando vienen algunas de las imágenes a mi mente.

No hubo prisa, fue delicioso, me sentí cuidada, explorada y conquistada. Nadie se peleó por nada, todo tuvo su momento; sigo en la luna, estoy en una nube de feromonas que me hacen ver todo tan bonito y sentir tan rico que casi no lo puedo explicar.

Y ahí es donde me pregunto una y otra vez, por qué hay personas que viven buscando el conflicto habiendo otras cosas tan bonitas por disfrutar en nuestro paso por este mundo. Tampoco quiero poner a todos a comerse unos a otros, pero, aunque suene a cliché, siempre será mejor opción hacer el amor y no la guerra. Peace, love & sex!

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