¡Dame Watts!

¿Qué pasaría si nuestras películas favoritas no tuvieran música y sólo fueran diálogos?, ¿crees que los combates espaciales en la Guerra de las Galaxias habrían tenido el impacto que tuvo en el mundo sin su maravillosa música? O, ¿habrías llorado en la escena del Rey León donde Scar mata a Mufasa, y Simba lo encuentra?, seguro no. De hecho, los diálogos son mínimos y la música es quien habla en ambas historias, a veces ni cuenta nos damos de esto, pues la música tiene la habilidad de crear toda una atmósfera y estado emocional en nosotros. En ocasiones la fotografía de una escena podría no ser muy buena, pero si la acompaña la música adecuada podría convertirse en la escena más importante de la película. Y ¿qué será lo que la música nos hace para lograr estos efectos y reacciones en nosotros?

La respuesta a esta pregunta es, desde el lenguaje, que la mezcla de sonidos para expresarnos posee rasgos musicales, además nuestro cerebro ha ido evolucionando, y a lo largo del proceso ha ido incluyendo sonidos con ciertas características para crear patrones de pensamiento junto a las emociones, y así decodifica el entorno. Esto es que ya están programados en nosotros lo que ciertos sonidos provocarán o condicionarán la manifestación de ciertas emociones. De hecho, acabo de ver un video donde Bruce Lee y su contrincante se preparan para pelear, pero le cambian la música original por una música sexy, pues se están quitando las batas para la pelea, entonces la escena pasa de ser una escena de combate a una escena de seducción, sin cambiar nada más que la música.

Con esto quiero mostrarte el impacto que tiene la música en tu vida, a veces lo primero que hacemos al despertar es poner música, nos bañamos con música, corremos con música, manejamos con música, trabajamos con música, romanceamos con música, chismeamos con música, bailamos con música, enfiestamos con música, ahogamos las penas con música, celebramos con música, mentamos madres con música, y un sinfín de acciones en nuestras vidas donde la señora música está presente.

Sí, la “señora música”, porque posee características de algunas señoras, como la tía metiche que se cuela en las conversaciones, por ejemplo, estás platicando con tu amiga y de repente te interrumpe, se pone a cantar y te dice: “ay amiga, sorry, es que amo está canción”, y cuando termina de cantar hasta el chisme se te olvidó. O también es indiscreta, como cuando te subes al escenario del karaoke bar y cantas “esa” canción a todo pulmón que hasta roja te pones y casi lloras y, ahí, sin darte cuenta, ya le contaste a todo el bar tu drama, porque la música siempre cuenta la historia que no querías que nadie supiera.

La señora música a veces puede ser una muy mala influencia, como algunas amigas que tienes, que te invitan a esa fiesta y está el chico (o el grande) que te gusta, no te quita la mirada de encima, se acerca, hasta ahí aún no sabes qué música hubo en la fiesta, platicas un rato, te tomas unos shots con él, y de repente ya distingues la música y te pones a bailar, y mientras bailas piensas: “hoy no, ¡en la primera cita no!, me voy a aguantar”, pero ponen reggaetón, y pues esa música requiere cercanía para bailar bien, y la señora música te empuja y te empuja y te empujó, y acabaste haciendo eso que en la primera cita no querías. O bien, si eres de mi generación, en lugar de reggaetón te ponen “las calmadas” y causa la misma mala influencia.

También, la música es como esa señora provocadora de pleito, ¿ya sabes? Esa que de todo hace bronca, y que tú pasas de estar muy sentadita escuchando a casi desgreñarte con la de enfrente o, peor aún, con tu inocente pareja, y no sabes ni porqué, así mismo hay canciones que nos llevan a esos lugares; acuérdate de Paquita la del Barrio, yo oigo “rata de dos patas” y me dan ganas de acabar con los hombres, y yo ni enojada estaba.

Y por último, pero no porque no haya más similitudes, sino porque se me acaba el espacio, la señora música también puede ser muy, pero muy muy dramática, y si no me crees escucha la canción de Camila “De qué me sirve la vida”, que, si andabas medio bajoneada, al escucharla no querrás salir de tu cama en dos días, y ésta por ponerte un ejemplo, porque creo que hay más canciones de drama que de felicidad. Sólo que esta de Camila a mí me impresiona mucho, desde el título que sugiere que ya no tiene tantas ganas de vivir si no está con su amor perdido.

Entonces, aquí he ejemplificado canciones o música que conlleva letras que son aún más influyentes en nosotros por las ideas que sugieren, pero de igual forma la música sin letra posee las mismas características de la antes mencionada “señora música”.

Por estas razones me voy a permitir hacerte algunas sugerencias como profesional de la salud mental en cuanto a tu relación con la música:

  1. Que lo primero que escuches en el día te lleve a un estado de calma tanto mental como emocional. Puede ser música de relajación, mantras, alguna música clásica, de preferencia sin letra.

  2. Al conducir a tu trabajo sugiero pongas música que te suba la energía, no dramas, no canciones tristes ni de reproche.

  3. Si escuchas música en tu trabajo procura que no sean canciones que te eleven demasiado la energía, pues esto puede causar dificultad para concentrarte, tampoco es momento para música triste o de drama. Necesitas mantener un nivel de energía que te permita estar enfocada y receptiva.

  4. Si comes escuchando música, elige alguna que no atraiga mucho tu atención, que no sea muy escandalosa ni te motive a bailar, elige música tranquila que te haga sentir en calma y sólo sea una buena compañía para comer. Pues tu cuerpo gasta mucha energía en digerir, así que necesita que lo demás esté en calma.

  5. De regreso a tu casa procura escuchar tus favoritas, sean de lo que sean, cántalas fuerte y libera energía a través de esto. Pero ojo, es muy interesante darnos cuenta de la temática y las características de nuestras favoritas, la música que más te gusta habla mucho de tu momento mental y emocional.

  6. Y para dormir o antes de dormir sólo escucha música de relajación, tu cerebro necesitar entrar en ondas alpha para que puedas dormir y tener un sueño reparador.

  7. Para lo anterior, clasifica tu música en playlists emocionales:
    •Al escuchar cualquier pieza musical o canción, date cuenta de la o las emociones que esta te provoca y la vas acomodando en la playlist que le corresponda.

    •Por ejemplo, puedes clasificarlas como: de fiesta, despertar, de drama, a dormir, comida, favoritas, para planchar, cachondas, amor tóxico, amor de cuento, para no olvidar, para maldecir, etc.

8.  Y por último, cada que pongas una canción pon atención a la letra y a los pensamientos que esta produce en ti, así como las emociones.

A través de estos tips tu relación con la música será más consciente y, sobre todo, te ayudará a ir a lugares mentales más saludables, no te imaginas lo que se puede crear a nivel de pensamiento y emoción con condicionantes como la música, porque muchas veces solo oímos y no escuchamos, esto es que no prestamos atención a lo que dice la canción y mucho menos lo que provoca en nosotros.

Por eso te recuerdo que nada es bueno o malo por sí mismo, si no por lo que causa en nosotros. Por ello sugiero que estés más atenta del drama que produce tu mente, que ya es mucho con el que tenemos por naturaleza, y no agreguemos más con lo que escuchamos y vemos. Que la música sea un buen amante, amigo y compañero, no una señora metiche, destructiva e indiscreta.

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