Fashion Grinch

Confieso que a veces me resulta muy complicado hablar o escribir de ciertos temas, pues mis ideas pueden ser muy contrarias o de apariencia amarga ante ciertas posturas. Así funciona nuestra mente, preferimos evitar esas cosas que nos confrontan y no les damos mucho espacio mental. Tal es el caso en el que me encuentro hoy frente al papel, el tema a tratar se me complica, pues no puedo evitar cuestionarlo y muchas veces contrariarlo. Ahora bien, quiero aclarar que la razón no es porque vea algo malo o me parezca desagradable o negativo, sólo tiene que ver con mi relación con la vida y las constantes preguntas que me he hecho acerca de todo lo que veo y experimento.

Entonces, me parece que podría ser buena idea abordar este artículo compartiendo algunas de estas preguntas y respuestas que he encontrado para resolverlas.

Empecemos por aquí, ¿alguna vez te has preguntado de dónde surgen todas nuestras ideas acerca del mundo fashion?, ¿a quién crees que se le ocurre la idea de que cierta ropa se ponga en tendencia, que ciertas ideas cobren fuerza, que el cuerpo delgado o robusto sea el más atractivo en ese u otro tiempo o, incluso, que una religión sea la más adecuada para el bienestar de los seres humanos?, sólo por mencionar algunas cosas, y por último ¿qué es lo que hace que sigamos estas ideas, esta forma de vestirnos, estas creencias, ideas, formas sin cuestionar?, y que parecieran que son impuestas por alguien que desconocemos, pero que le damos todo el poder para influir sobre nuestras vidas, no sólo en la manera en la que nos vestimos o nos peinamos, sino también el dinero, tiempo y energía que invertimos en comprar todos estos accesorios e ideas materiales que nos dan una creencia de pertenencia a eso que nos han dicho que es el mundo.

Para responder estas preguntas voy a comenzar con contarte una experiencia y algunas conversaciones que me han permitido, no nada más hacerme estas preguntas, sino que también me han ayudado a darme cuenta cómo, porqué y de dónde surge esta necesidad que todos tenemos o hemos tenido de pertenecer al mundo de lo fashion.

Cuando era pequeña, de aproximadamente unos 8 años, mi hermana mayor  tenía una amiga que a mi parecer era preciosa, parecía una princesa, tenía el pelo lacio y castaño, siempre estaba vestida de jeans con playera y mocasines, me parecía un tributo a la belleza y yo pensaba que cuando yo fuera grande querría verme igual que ella. En una ocasión, accidentalmente escuché a su madre decirle en voz baja que porqué había ido en esas fachas, me sorprendió muchísimo que a su mamá le pareciera que su hija estuviera en fachas, a mí me parecía que se veía hermosa, sin embargo, su madre la regañó y le dijo que era vergonzoso que fuera vestida de esa manera a una fiesta.  Debo decirles que nunca voy a olvidar lo que sentí cuando vi la cara de la amiga de mi hermana de decepción y de frustración, y sólo le contestó: “mamá, es que así yo me siento bien y me siento cómoda”, a lo que su mamá le respondió: “a veces no se trata de que te sientas bien o cómoda, sino de que te veas bien”. Después de decir eso, su mamá se alejó y ella se quedó parada, estática, y pude ver que en sus ojos había lágrimas, no sé si de tristeza o de frustración, yo caminé hacia ella, me acerqué y le dije: “para mí eres la más bonita de la fiesta”, ella sólo me sonrió y no dijo nada. 

Ya que la fiesta había terminado, fui a desearle buenas noches a mi mamá y darle el besito cotidiano de despedida, me acerqué y le pregunté al oído: “¿mamá, es más importante verse bien o sentirse bien?”, mi mamá me tomó de los hombros, me miró a los ojos y me dijo: “verse bien es para los demás y sentirse bien es para ti misma, aunque a veces las personas que te rodeen no crean que te ves bien con lo que te hace sentir bien, entonces tú tendrás que decidir qué es más importante para ti, lo que los demás opinan de ti o lo que tú crees de ti”. Esa respuesta marcó mi vida para siempre, en miles de ocasiones, para tomar una decisión, me he preguntado si lo que quiero usar, creer u opinar, irá de acuerdo con los que están frente a mí y muchas veces he tenido que decidir ir en contra de algunos con tal de sentirme bien conmigo misma, aunque honestamente muchas otras he tenido que callar o aparentar estar de acuerdo con algo para no sentirme rechazada o sentir que pertenezco a ese grupo.

Honestamente, mi duda o quizás hasta mi rechazo por la moda o por el estereotipo de lo fashion, tiene que ver con que no sé de dónde viene, quién lo dicta y a quién favorece. A veces creo que se reúne un grupo de personas buscando poder,  aumentar o engordar sus carteras, conseguir controlar a la humanidad diciéndoles qué, cómo, cuándo y dónde ser y qué hacer. Y lo logran utilizando la mejor herramienta que es hacer del mundo fashion algo aspiracional, algo al que todos quieren acceder y ser parte, pareciera que si eres fashion eres exitoso, eres mejor que los demás y estás en un muy buen momento de tu vida, porque sin importar cómo te sientas interiormente, tendrás el reconocimiento y aprobación de los demás, a lo cual te aferrarás con todas tus fuerzas, pues sin esa aprobación no habrá mucho que celebrar de ti.

Hoy, el mundo fashion, no sólo abarca la imagen y el estilo que nos caracteriza, abarca cosas mucho más complejas y profundas, se ha metido hasta en la salud, en la alimentación y en las religiones. Si te das cuenta, hoy todo se trata de una tendencia, las tendencias marcan comportamientos, ideas, como si fueran manuales de vida en los que cada uno de nosotros nos adaptamos y seguimos sin cuestionarlos. Por ejemplo, hoy es súper fashion ser “espiritual”,  en todos mis talleres y pláticas he cuestionado mucho este concepto, porque pareciera que ser espiritual tiene que ver con ciertos patrones y comportamientos que incluyen hasta lo que puedes o no comer, hay cierto esnobismo en esta nueva religión en la que hay una mezcla de doctrinas orientales y algunas creencias occidentales, que pareciera que le dan sustento o bases a las mismas; ojo, no estoy diciendo que sea algo malo o bueno, sólo que si te das cuenta carecen de profundidad y de realidad. Muchas personas siguen estas ideas o estas formas sólo porque hoy son parte del mundo fashion, y se han convertido en un estatus al que muchos quieren pertenecer.

Entonces, aunque parezca, no soy la Grinch de lo fashion, sólo quiero invitarte a cuestionar y dudar de lo que a veces damos por verdadero o real solamente porque alguien famoso lo dice o lo trae puesto, sin que nos favorezca. 

La invitación es que busques tu mejor versión, tu única y original versión, en la que puedes incluir ideas y gustos de otros, pero es necesario que cada uno de nosotros construyamos nuestro propio personaje, con su historia y camino individual, aunque este no sea el que la mayoría de tu grupo social es y busca, aunque tu propia mamá te diga que no te ves bien. No hagas caso a la voz exterior y dale eco a tu voz interior, hay mucho por descubrir dentro de ti, pero para que puedas verlo tienes que pasar más tiempo observando tu mundo interior y menos tiempo en el exterior que cómodamente te dice hasta qué pensar y en qué creer. Hoy date el espacio y la oportunidad de preguntarte ¿esto que hago, digo, creo, me pongo, es realmente porque yo lo he creado y decidido o es porque he seguido la tendencia o la educación social que recibo continuamente?

La mayoría queremos lucir bien y ser atractivos para los demás, nos gusta ser vistos y reconocidos, todos los seres humanos lo necesitamos, quizás algunos más que otros, pero esto tiene que ver con la relación que cada persona tiene con el mundo.  Recuerda que aquí no hablamos de bueno o malo, sólo de lo que a cada uno le construye o lo destruye, ser o no fashion no es lo que se plantea en este artículo, sino las razones y las consecuencias que trae a tu vida serlo o no. 

Si aprendemos a ver las cosas desde la duda, sin creer tan fácilmente en alguien sólo porque miles lo siguen, y preguntarte a ti misma si usar, creer, o hacer algo a ti te va en lo que estás queriendo lograr y construir de tu vida, entonces lo fashion será una alternativa divertida y posiblemente accesible para incorporar, a veces sí y a veces no, en tu vida.

Previous
Previous

Llegó para quedarse

Next
Next

Tú mordiste la manzana y renunciaste al paraíso…