música en el corazón

El término música tiene su origen del latín ‘musica’, que a su vez deriva del término griego ‘mousike’ y que hacía referencia a la educación del espíritu, la cual era colocada bajo la advocación de las musas de las artes. Y podría decirse que la música es el arte
que consiste en dotar a los sonidos y a los silencios de una cierta organización. El resultado de este orden resulta lógico, coherente y agradable al oído. (aunque no todos opinen
lo mismo del reguetón).

¿Sabías que la música es casi tan antigua, como nosotros? Se dice que la música tiene mas de 35,000 años o, por lo menos, es lo que la evidencia indica a través de unos instrumentos encontrados en una cueva en Europa, que al parecer eran unas flautas y se cree que tenían gran importancia en eventos sociales y culturales. Así que la música y su creación nos ha acompañado como humanidad desde siempre, para divertirnos, para amenizar o armonizar, pero también para acompañarnos en nuestros dolores, nuestras rupturas de corazón y hasta en nuestros momentos de furia y rabia.

Y si somos muy estrictos podemos reconocer que la música existe en cualquier lado sin la necesidad de un instrumento que la provoque, como la canción de las olas del mar que crean un ritmo y sonido perfecto y hasta arrullador para el cuerpo, o el llanto de un bebé, que aunque puede ser muy abrumador, tiene su propio ritmo e intensidad (también abrumadores), el canto de las aves, etc. En la naturaleza nos rodea toda clase de música creada y generada con la única intención de existir y nada más.

También la música ha marcado comienzos y finales tanto de historias como de generaciones, marca tendencias e interviene en movimientos sociales importantes. Por ejemplo, cada que empezaba y terminaba la novela lo hacía con una canción que más o menos te decía de qué iba a tratar aquella tragedia, yo que ya estoy grandecita me acuerdo que de hecho eran muy literales, como la inolvidable canción de la novela “Rosa Salvaje” que te advertía que en la novela le iba a ir muy mal a una mujer humilde y salvaje llamada Rosa, quien trabajaba limpiando parabrisas en un semáforo y que, por muy difícil de creer, terminaría entrgando su “amor” a un un hombre millonario que vivía en una gran mansión, y éste le rompería el corazón. Esta dinámica se repetía en todos los capítulos de la novela y se describía una y otra vez en la canción de inicio. Y así la mayoría de la programación tenía una intro que te avisaba sobre la temática que estabas a punto de ver. La verdad es que puedo decir que la música ha ido cambiando y ha marcado cosas importantes, no sólo a nivel de masas, sino también en la vida personal de cada individuo que tenga contacto con ella. 

Quién no ha escuchado a su tía decir: “ay, eso no es música, eso es ruido, en mi época nosotros sí escuchábamos música de verdad”. Es por lo que la música también puede ser un indicador de que ya eres grande, cuando empieces a quejarte o a criticar la música del momento, quiere decir que has dado el brinco generacional y ya no te identificas con las formas de expresión de la juventud. O sea, ¡ya eres tu tía!

Si nos damos cuenta, la música es parte de nuestras vidas probablemente desde que estamos en el vientre materno, o esa fue la noble intención, quizás fuiste o eres de esas mamás que le pones música clásica a tu bebé colocándote audífonos en el vientre con la intención de que tu bendición se relaje o se vuelva mas listo con ello. Pero hoy siento decepcionarte con la noticia de que esto no sirve de nada, ya que las ondas sonoras no llegan hasta el feto, pues los tejidos blandos del abdomen y del interior del cuerpo de la madre las absorben. La única forma que estas ondas lleguen al bebé es a través de la vagina con un dispositivo similar a un tampón, pero por favor no te pongas triste, pues a ti como madre sí te ayuda a relajar mente y cuerpo, sin embargo, tu hija o hijo no se salvará de heredar tu IQ. 

Ahora bien, aprender a tocar un instrumento sí le ayudará a estimular el cerebro de muchas formas, a generar mejores conexiones entre las áreas mas distanciadas del cerebro, a mejorar la memoria verbal, el razonamiento espacial, entre muchas otras cosas importantes y necesarias para el desarrollo de un ser humano. En lo social le dará una herramienta para relacionarse, ya sea creando una banda ruidosa y muy divertida, conquistando con canciones románticas o, en una de esas, le dará una ocupación, para en caso de irse a la quiebra tocar en alguna terraza de la Roma, y con ello, no morir de hambre. Ah, y por supuesto lo convertirá en un ser humano mucho más sensible que otro que no tenga acceso a producir y crear sonidos musicales.

Existen muchos estudios sobre la influencia de los sonidos en el comportamiento humano, lo que hace que un estilo de música sea de tu preferencia tiene que ver no sólo con tus oídos y lo que les resulte agradable, sino más bien con tus creencias y patrones de pensamiento, es por ello que podría suceder que lo que no te gusta hoy, mañana podría resultarte no sólo agradable sino encantador, esto dependerá más de tu mente que de tus oídos.

La música podría ser un accesorio que según cada persona utiliza a su antojo y preferencia, yo recuerdo a mi madre escuchando música desde que yo era niña, cada canción denotaba su estado de ánimo, escuchaba desde ópera hasta El Puma. Hoy me sé canciones que no sabía que me sabía, pero están grabadas en mi memoria y me he descubierto cantándolas sin conciencia, pero con mucho conocimiento. Mi madre fue una de esas personas que sólo tenía a la música para expresar todo lo que tenía dentro, pasaba horas tocando su guitarra y cantando con lágrimas en los ojos, a escondidas, pues no le gustaba que la viéramos en ese estado de vulnerabilidad y de catarsis. Porque la música eso hace, te lleva a conectar mas allá de la mente, te permite fluir y rendirte en cada sensación y emoción, te permite descargar aquello que no puedes expresar en la palabra o en la acción y sólo a través del viaje sonoro encuentra salida y sublimación.

Mi madre se fue hace poco de este plano terrenal, sin embargo, una de las cosas que me dejó fueron sus incontables canciones que al sólo escucharlas la traen de vuelta, como si aquellas melodías me abrazaran dándome certeza de que ella siempre seguirá conmigo a través de su música. Sólo tengo que poner play, cerrar los ojos e inmediatamente mi mente me lleva a la imagen de ella cantando, riendo y bailando. Este recurso me permite no extrañarle tanto.

Existen canciones que cuentan historias de familias, personas, comunidades y hasta países, aunque no haya letra, a veces la combinación de las notas y la intensidad de la onda nos transporta a sitios profundos e inconscientes, nos conecta con partes de nosotros que quizás no podríamos conocer de otras formas. La música es poderosa y trasciende tiempo y espacio al transportarte en un segundo a sitios remotos y lejanos.

Haz el ejercicio de ser más consciente de la música que te acompaña, por ejemplo, en la mañana al despertar, si escuchas alguna melodía del Réquiem de Mozart es probable que te sientas sensible y de fácil enloquecimiento en el tráfico, sin embargo si acompañas tu mañana con una canción alegre y guapachosa, es muy probable que seas más tolerante y hasta hagas chistes malos con tus colegas. Es importante tener cuidado con lo que escuchamos, aunque no lo estemos escuchando literalmente, pues aunque no nos demos cuenta, tanto la letra como la melodía conectan con nuestro inconsciente provocando estados y situaciones con consecuencias emocionales.

¿Lo ves? La música está, estuvo y estará presente siempre, lo quieras o no, lo elijas o no, y más si vives en la CDMX que hasta para comprar colchones, refrigeradores y lavadoras usadas existe una cancioncita que transmiten las camionetas por las calles y que todos podríamos recitar completa y a tono sin problema. Cada canción o melodía te puede llevar a un viaje distinto con quien tu quieras, te acompaña, te aconseja, te permite llorar a mares, gritar, sollozar e inclusive sacar la rabia que traigas dentro. Eso es la música, un espacio, no sólo sonoro, sino espiritual para sumergirnos en el sentir.


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