Querido Diario

Febrero, el mes del amor. Y más concretamente el día 14, San Valentín. ¿Y qué es lo que normalmente se pide del ser amado? Y no, no hablo de que sepa hacer croquetas, que podría ser, pero generalmente se pide sinceridad. Pues lo primero que vamos a hacer hoy aquí es preguntarnos si somos sinceras con nosotras mismas. Y yo pregunto… ¿quién ha abandonado ya esos propósitos de Año Nuevo? ¡Digan la verdad! Cuántas de ustedes han cumplido eso de ir al gimnasio al menos tres días en semana, han perdido esos kilitos de más que se instalaron en nuestras caderas, brazos y abdomen, comen menos dulces y sacan un hueco para meditar en la noche. No me mientan, no se mientan. Yo les voy a contar mi realidad para que no se sientan tan mal si no cumplieron alguno o ninguno de sus propósitos de año. 

Lo que no puede ser es que queramos comenzar el día uno de enero con cambios en nuestra rutina o nuestra dieta, ¿why? Pues porque el día uno es festivo y, como todo el mundo sabe, en los festivos, vísperas de festivo y fines de semana, la comida no engorda, las calorías no se adhieren a tu cuerpo como garrapatas y la celulitis no existe. Tampoco cuenta el día de antes del periodo, el último del mismo periodo y los tres días restantes de tu apuñalamiento vaginal. Tampoco el día que ovulas, porque sientes unas ganas tremendas de comer dulce (y de asesinar), al menos yo. 

Estamos de acuerdo que el día uno no cuenta. Además, ¡fue sábado! Y nueve de cada diez médicos recomiendan comenzar los cambios a principios de semana (creo que eso me lo he inventado, pero me funciona). Damos el sábado de “carta blanca” y te comes y bebes todo lo que sobró de la noche anterior. Y claro… domingo. El domingo es para estar con la familia, amigos, niños, perros, gatos, plantas… no para andar pensando en si tienes que comer pechuga a la plancha o tortillas de arroz sin sal. Con lo que te comes un buen plato de pizza y un crepe de Nutella como despedida de una vida llena de dulces, digestiones pesadas y acumulación de grasa. 

El día tres de enero cayó en lunes. Pero sinceramente piensas, para qué voy a empezar la dieta, si en tres días me voy a comer una Rosca de Reyes, a poder ser rellena de nata y la voy a mojar en una taza de chocolate caliente. Obviamente, no voy a comprar la rosca pequeña, no vaya a ser que tenga invitados en casa y no pueda ofrecerles nada. Y debo decir que, justamente el día seis de enero es mi cumpleaños, por lo que está claro que iré a un restaurante a ponerme como las Grecas (refrán español que significa que te vas a echar todo lo que se te ponga por delante, especialmente alcohol). 

Nueve de cada diez amigas mías dicen que el día después de tu cumpleaños no puedes planear nada más que estar tirada en la cama y mucho menos empezar una dieta. Así que nos plantamos en un viernes siete de enero tirado a la basura y claro, fin de semana. Seguramente no has podido ver a todas tus amistades el día de tu cumpleaños, y aprovechando que se aproxima el fin de semana, vas a quedar con ellas a tomar unas chelas (cervecitas) y a contar cómo tu chico llevó unos mariachis a tu casa el Día de Reyes y tocaron canciones de Alejandro Fernández. Debo decir que fue una experiencia única y maravillosa. ¡Mi primer cumpleaños en México no podía haber sido mejor! 

Después se acerca el Blue Monday. ¿Cómo vas a empezar algo el día más triste del año? Es evidente que no, aunque sea lunes. El único cardio que piensas hacer es subir como puedas la cuesta de enero. Porque otra cosa no, pero en España se celebra el Día de Reyes como si se hubiese casado tu hija. Se regala de todo, aunque sean cosas pequeñas, pero lo bonito es ver el árbol de Navidad rebosante de colores, regalos, golosinas, chocolates… y lo único que deja de rebosar es tu cuenta del banco. 

Y algo que no me pueden negar, es que hacer dieta o comer lo más limpio y sano posible es caro. Muy caro. Con lo cual, ya si eso esperas a febrero para retomar esos propósitos que, aunque sabes que no vas a cumplir, también sabes que en rebajas te vas a comprar al menos cinco outfits maravillosos para ir a ese gimnasio que no vas a pisar más que el día que vayas a apuntarte. 

Pero ya llegó febrero, el mes del amor. ¿Ustedes saben por qué se celebra San Valentín? Cuenta una de las leyendas, que en la Roma del siglo III, el emperador Claudio II decidió prohibir los matrimonios de los jóvenes, considerando que los solteros sin familia eran mejores soldados al no tener vínculos sentimentales ni ataduras de pareja. Un sacerdote llamado Valentín consideró que esto era un error y decidió saltarse la orden y casar en secreto a todos los jóvenes enamorados que así lo quisieran. Al enterarse el emperador de este acto de rebeldía, sentenció a muerte al sacerdote Valentín un 14 de febrero del año 270. Podría considerarse un héroe del amor aquel sacerdote, pero ahora mismo estaría encarcelado por una violación a los derechos humanos de la niñez. 

¿Ustedes se imaginan casadas con aquel novio de la adolescencia? Según un estudio del profesor Nicholas H. Wolfinger de la Universidad de Utah, hay un rango de edad en el que somos más maduras y maduros emocionalmente. Según Wolfinger, si te casas pasados los 32, existe un 5% más de probabilidades de que acabes con un divorcio. Y cada año que sumes, el porcentaje seguirá aumentando. Cuanto menos, desalentador… 

Y alguna vez se han preguntado, ¿por qué el típico corazón rojo que todos dibujamos y representa el amor, no coincide con el corazón humano? Hay muchas teorías, y cada uno puede quedarse con la que más le guste, como todo en la vida. Yo me quedo con las croquetas, pero en lo que al significado del dibujo se refiere, hay quien dice que la figura del típico corazón que todos hemos usado en cuarto de primaria para declarar amor por una persona, es la unión del final de dos corazones humanos. Así se representa la fusión, el vínculo entre dos personas. Aunque es demasiado fresa (cursi) para mí, pienso que ese nexo no necesariamente debe corresponder a una pareja. Puede ser el amor y la conexión que sentimos hacia una madre, un padre, un hermano, hijo, abuelo… incluso con tu perro. 

El amor es libre, igual que es libre escoger el momento del año para comenzar propósitos, igual de libre que escoger un plato cargado de calorías y grasas saturadas en vez de escoger un pescado blanco a la plancha.

Disfruten de su Saint Valentine´s Day y recuerden, el amor es tan libre que el símbolo que para mí lo representa podría ser perfectamente un corazón humano unido por el final con una croqueta. 

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