Yoga: tu arma secreta para el goce

Se ha escrito mucho sobre los beneficios del yoga para la salud, pero ¿sabías que también mejora el apetito sexual, alarga los orgasmos y potencia la sensación de satisfacción? Aquí te enseño unos ejercicios sencillos para conseguirlo. ¿Lista?

Primero crearemos el ambiente utilizando el mantra Om y el Yoni Mudra.
Yoni es la representación del útero, simboliza el origen de todo lo vivo. Al hacer este gesto con las manos nos conectamos con lo femenino, con la energía creadora del universo.

Siéntate en el piso en una posición cómoda, une la yema de los índices y pulgares y flexiona los demás dedos hacia el centro. Rota los índices hacia el suelo y acerca este triángulo a tu vientre, por debajo del ombligo.

Cierra los ojos, mantén la columna larga y observa tu respiración. Permanece en una actitud receptiva y curiosa; lo que respiras es prana, energía vital que te ira recorriendo y fluyendo del mudra hacia la tierra. 

Comienza suavemente a pronunciar la sílaba Om. La vibración que se genera actúa directamente sobre el sistema nervioso y le da una señal de pausa, a la que el cuerpo responde regulando el ritmo cardíaco y entrando en modo de recuperación.

Después de unos minutos es probable que experimentes sensaciones de cosquilleo y calor en la zona del vientre. Se estarán activando tus canales energéticos, preparándote para el disfrute.

Ahora, usaremos esa conciencia para crear espacio. El tiempo que pasamos sentadas, la ropa muy apretada y múltiples patrones culturales, han hecho que vivamos con exceso de tensión en la zona pélvica (¡cierre las piernas, señorita!). Esto puede producir disfunción urinaria, dolor en la penetración e imposibilidad de experimentar orgasmos (sí, ocurre con más frecuencia de la que imaginas).

Manda el peso hacia tus pies, flexiona las rodillas y baja la pelvis para entrar en postura del indio (también puedes sentarte sobre una silla baja). Alarga la columna y relaja el abdomen, el vientre, la espalda baja y los esfínteres (esta postura es perfecta para ir al baño cuando no hay WC). Permanece un par de minutos sintiendo el peso de tus órganos sobre los músculos del piso pélvico. No “pujes”, sólo suelta y relaja todo lo que puedas.

Ahora haz lo contrario, “recoge”o eleva desde adentro todo el peso hacia arriba (piensa en contener las ganas de ir al baño). Mantenlo unos segundos y vuelve a relajar. No uses demasiada fuerza, piensa en activar en vez de apretar.

Con cada repetición imagina que contraes las paredes de tu vagina alrededor de “algo” y luego las sueltas (si te animas, puedes introducir tu dedo medio en la vagina y usarlo como feedback). Esta acción te ayudará a reconocer la zona del periné, a activar y relajar a placer tus músculos pélvicos, además de promover la circulación sanguínea y la lubricación vaginal, preparando el terreno para una penetración deliciosa.

Nota: Si aún no has visto tu vulva, te recomiendo que pongas un espejo y la observes mientras haces el ejercicio. Conocerte es la base de este maravilloso proceso de enamorarte de ti misma y de tu cuerpo, que es tu templo y tu guarida.

Pasa sobre tus manos y rodillas para hacer postura de vaca-gato. Al inhalar, arquea la columna suavemente y “abre” el piso pélvico (relaja, como en el ejercicio anterior); al exhalar redondea la espalda, lleva la pelvis hacia adentro y activa los músculos del periné (“mete la cola”). Este movimiento flexibiliza la columna y fortalece los músculos del piso pélvico para crear orgasmos más prolongados e intensos.

Ya que estamos “activas”, vamos a combinar toda esa energía femenina con más movimiento. Ponte de pie y entra a postura de la diosa, flexionando las rodillas con los pies rotados un poco hacia afuera y las piernas bastante separadas. Abre los brazos al lado del cuerpo y flexiona los codos apuntando los dedos hacia el techo.

Esta posición crea espacio en la pelvis, además de preparar las caderas y las piernas para “más acción”. Siente ese canal de energía femenina abierto y receptivo, mientras observas la respuesta de tu poderoso lado masculino. 

Sal de la postura sacudiendo un poco las piernas para relajarlas. Lo ideal sería bailar unos minutos, meciendo la pelvis para soltar el cuerpo y el control.

Regresa al piso y acuéstate boca arriba. Separa las piernas y toma tus tobillos o pies, en postura del bebé feliz. Mecerse de un lado a otro en esta posición ayuda a liberar la zona lumbar, relaja los glúteos y las piernas. Y como su nombre lo indica, es una invitación a divertirse y a estar alegres, cualidades muy recomendables en la interacción sexual.

Por último, acércate a una pared y apoya las piernas sobre ella, en Viparita Karani. La espalda baja quedará apoyada en el suelo, por lo que es una postura perfecta para relajar la zona lumbar. También promueve el flujo de sangre hacia el cerebro (donde se experimenta el placer), relaja el sistema nervioso y nos invita a entrar en un estado de armonía y bienestar. Tiene muchas propiedades restaurativas, lo que la hace perfecta para cerrar un día (o una “sesión”) de mucha actividad.

Recuerda que para encontrar el disfrute en el sexo, debes conectar con el gozo de habitarte sin reglas ni inhibiciones. Regálate unos minutos al día para reencontrarte contigo (y/o con tu pareja) y dale rienda suelta a tu creatividad. ¡Te lo mereces!

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